Imágenes del español como una supuesta lingua franca en las regiones multiétnicas
y plurilinguales como los Andes o la llamada Costa de Mosquitos en la América Central
son más bien inocentes y están construidas con demasiada prontitud en nuestro mundo
globalizado donde se piensa que el intercambio intercultural se realiza a través de
‘las lenguas mundiales’ supuestamente imparciales.
La discusión misma sobre las lenguas mundiales está situada en el complejo ideológico
de la construcción nacional con una índole europea. Su vinculación del lenguaje y
la identidad oculta importantes aspectos de las prácticas comunicativas interétnicas
que son habituales en las Américas y que se realizan en varias lenguas del poder y
prestigio diferente. Los hablantes adquieren repertorios dinámicos de dos, tres y
a veces cuatro lenguas, entre ellas además del español son varias lenguas indígenas
y/o varias formas del Criollo inglés como en la costa caribeña de Nicaragua y Belize.
El cambio del código es muy característico en las negociaciones de identidad y los
hablantes dan por sentado que ciertas competencias están limitadas y adquiridas para
unos objetivos bien específicos. Esta postura corresponde a la noción de lingua
franca (House 2003), orientada hacia los participantes y tolerante con cualquiera
imperfección. En esta contribución discutimos desde la perspectiva de las ideologías
lingüísticas si es posible utilizar el español que es la lengua nacional dominante
como lingua franca en las regiones multiétnicas de las Américas.