La incorporación de nuevas lenguas al repertorio lingüístico individual es una
constante en las sociedades actuales. A lo largo de su trayectoria vital, muchas personas
se ven en la coyuntura –planificada o no; deseada o impuesta– de apropiarse
de una nueva lengua. Sin embargo, son más restrictivas las situaciones en las que
esa incorporación tiene como consecuencia el desplazamiento de la lengua inicial;
es decir, aquella que sirvió como primer instrumento de socialización familiar y comunitaria.
Este desplazamiento, que identificamos como muda lingüística (Pujolar and
González 2013), es el rasgo que identifica al neo-hablante frente a otros sujetos
en los que la lengua inicial tiene, en mayor o menor medida, funcionalidad en su día
a día; por ejemplo, los inmigrantes, los refugiados, los erasmus o los trabajadores
que desarrollan su actividad en un nuevo entorno lingüístico.
Lo relevante de la muda no es el cambio en sí mismo sino las implicaciones que tal
cambio tiene individual, colectiva y socialmente. En la medida en que tal decisión
pueda suponer alterar un orden sociolingüístico tradicional, diseñado para jerarquizar
las lenguas y minorizar aquellas no autorizadas, la muda es de capital importancia
en el futuro de muchas lenguas europeas. En esta charla, proponemos una aproximación
al neo-hablante como sujeto social que contribuye a una emergente revitalización de
las lenguas socialmente minoritarias europeas. Después de una aproximación conceptual,
utilizaremos el neofalante de gallego como estudio de caso, abordando los
desafíos y las oportunidades que tiene por delante el idioma gallego.